sábado, 17 de octubre de 2009

En Honor al Globito Azul

Que cruzaste! que bonito. Yo te vi a través de otro y comprendí tu historia. Atraías y eras feliz ante el hecho de imaginar tu cordel apresado por la sonrisa. Si, como volar estando atado, el espíritu vuela más alto, la compañia de la maravilla y de la potencialidad, pequeña potencialidad inocente y tu propósito de vivir.

No es cruzar las montañas y los valles, sobrevivir a la ira del rayo y al paso del tiempo que nos arruga y nos excluye de los cielos urbanos. Sonríes y yo sonrío también, te alejas y yo me alejo, te mueres y yo soy menos real. Sacrificaría mi vida por ti. Significas más que yo.

Pero te honro, contrasto tu supuestamente inútil muerte con el combustible que me dijo qué debía hacer. Te posas testiga de la luna y la luna no tiene más remedio que arroparte, es la sonrisa de la inocencia que te hace perfecto y a la vez más inútil para este mundo que sí lo es, que te enseña a ser inútil y por eso mueres, porque no te merece.

Me inspiras atravesando barreras de supuestos y de fracasos, tantas mentiras y tantos inventos tarados, yo me inventaría un trayecto casi sin fin por el mundo por dormir a tu lado y decirte cuán exitoso eres, cuán feliz eres, cuán acompañado estás. Cuántos helados y cuantas maravillas se esconden en la luz del dia y la de la noche entre cielo y tierra. Cuán importante eres. Tanto.

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